Artesanía y comercio artesanal
Los trabajos populares que perduran en la comarca fueron adaptándose a nuevas funciones, que más tienen que ver con la valoración de la calidad y la belleza de las piezas que con la necesidad práctica de la vida cotidiana. Esto es lo que pasa con la elaboración de cestos de mimbre o cerámica u objetos de latón.
En su día muchos servían para los trabajos de recolección de la uva, almacenamiento del vino, o elaboración del aguardiente, pero hoy son más bien apreciados desde el punto de vista estético, como objetos de decoración. Los cambios en la sociedad y en los objetos que la acompañan llevaron a que muchos de estos oficios se fuesen perdiendo en las últimas décadas, pero recientemente el movimiento de recuperación y valoración de los mismos es cada vez más intenso.
Alrededor del vino y derivados de la uva se fue estableciendo una tradición, actualmente en vías de extinción, del trabajo en latón y cobre, que en ayuntamientos como los de Lemos, Sober y Portomarín fue muy apreciada. Con estos metales se realizaban las alquitaras o alambiques, objetos con los que se hace una destilación del aguardiente. Los cambios en la normativa de la salud pública y la propia evolución del sector hizo que la producción casera de esta bebida, con la famosa figura del augardenteiro ambulante, dejase de ser habitual en Ribeira Sacra, igual que en el resto de Galicia.
Se conservan tradiciones en Chantada como el trabajo de tecedeiras (tejedoras) y zoqueiros (persona que elabora zocos o zocas), además del de los cesteiros (cesteros), que dieron lugar a las jarras de Bergaza, aprovechando las plantas de mimbre, de donde se extraía también la materia prima para armar las viñas.
En Quiroga se produce actualmente aceite puro de oliva sin refinar, a partir de olivas de la zona. La producción artesanal de este aceite destaca por su carácter excepcional, constituyendo un caso único en Galicia.
Pero sin lugar a dudas es la alfarería (olería) el oficio tradicional más relevante, tanto por la calidad de sus productos como porque supieron adaptarse a las nuevas funciones, creando una imagen de calidad reconocida fuera de estas comarcas. Los centros de Gundivós (Sober) y Niñodaguia (Xunqueira de Espadanedo), son lugares de una producción muy apreciada.
De menor relevancia que la alfarería pero sin menospreciar su importancia podemos nombra a los afiladores, oficio propio de la tierra, destacado en las zonas de Esgos y Nogueira de Ramuin, cuya función se basaba en afilar cuchillos y arreglar paraguas así como otros objetos que la gente les llevaba cuando escuchaban su inconfundible llamada.